sábado, 19 de diciembre de 2015

LA OSCURIDAD DEL INVIERNO: EL GERMEN DEL NUEVO AÑO



De la negritud de la tierra brota la plántula de la semilla. El recién nacido abandona la oscuridad del vientre materno para nacer a la luz. Las cuevas, el útero de la Gran Madre, eran escenario de iniciaciones y ritos de paso. La oscuridad es el germen de la vida nueva.

Es por eso que en mi tradición el año comienza tras la noche más larga del año, en el Solsticio de Invierno, es la Noche Madre. Las tradiciones de herencia céltica marcan el inicio en Samhain, con la llegada de la mitad oscura del año.

Las 12 noches que siguen al solstício son consideradas especiales, pues la comunicación entre los 3 reinos (celestial, terreno e infernal) es más fluida. De hecho, en la zona montañosa del Norte de Alicante (mi tierra de origen) antiguamente se encendían animetes o palometes (lamparillas de aceite) para "dar luz" a los muertos en el Dia de Difuntos, en la Candelaria, Pentecostés y cerca de Navidad. Tal vez sea porque el Maestro Lobo (el guardián de las Puertas Invisibles según mis ancestros íberos) tiene un poco más de manga ancha esos días.

                                       Lobos en un plato íbero (MAHE). Foto realizada por mí.

El fuego es un elemento clave en esta festividad del año. El fuego como elemento alrededor del cual se reunia la familia (calor y alimento), donde se contaban histórias y se perpetuaba así la tradición oral (a falta de televisión había que entretenerse en algo y además el clima por estas fechas solía ser muchon más gélido que hoy en día). Nuestros antepasados, viendo que el sol perdía fuerza, decidían ayudarlo a renacer enciendiendo fuegos (un ejemplo antiguo de mágia simpática), hecho que perdura en algunas tradiciones como encender leños (el tió catalan o el Yule Log de las Islas Británicas y otras zonas de tradición germánica).


Durante las 12 noches tras Yule se convocaba la Cacería Salvaje. La Dama Holda comandaba su séquito de mujeres (y Odín/Wotan hacía lo propio con los hombres), personas que iban a la batalla en espíritu, a veces bajo la forma de lobos (como en Livonia) para luchar contra aquellos espíritus que amenazaban con destruir las cosechas y así evitar que la carestía amenazase a su comunidad en el año entrante.

Por tanto puede decirse que es una buena época para toda clase de trabajos que impliquen saltar el Cerco, buscando sabiduría e inspiración de los miembros del Pueblo Invisible. trabajos de adivinación, de trance o tal vez para salir por la chimenea (cuando otros la usan para entrar) y viajar al Reino bajo la Montaña en compañía de nuestros espíritus familiares.

En la festividad de Pleno Invierno, en la Noche Madre, enciendo un tronco con símbolos protectores y runas grabados para que el fuego ahuyente las malas energías y empezar el año con fuerzas renovadas. Luego uso esas cenizas para bendecir las parcelas de tierra donde siembro mi huerto o mis plantas y los carbones los uso para trazar sellos y símbolos en diversas superficies. Frente al fuego realizo mis trabajos en el Arte, pero sobretodo doy gracias a la Madre y a mis antepasados por las cosas buenas de que dispongo y por las que me han sucedido en ese año y pido su bendición para el nuevo ciclo que comienza.

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